Reflexiones sobre la libertad artística

Por los miembros del Comité Asesor Internacional del Programa (IPAC)

En vísperas de la 9ª Cumbre Mundial, los miembros del Comité Asesor Internacional del Programa (IPAC) compartirán cada uno de ellos una breve reflexión sobre una cuestión urgente relacionada con la libertad artística.



Construyendo un mejor diálogo entre la libertad artística y los derechos culturales

Por Olu Alake

Aunque parece estar emergiendo un consenso sobre qué constituye la libertad artística, todavía quedan áreas debatidas en torno a si el derecho a la libertad artística es absoluto. Esta problemática se manifiesta claramente cuando la libertad artística se enfrenta a los derechos culturales, especialmente cuando los derechos culturales funcionan como un mecanismo de defensa contra la exclusión cultural y la marginalización.

Esta fue el tema de fondo en un reciente escándalo que se produjo en Londres cuando un actor negro protagonizó Frozen, el musical y parte de la audiencia reaccionó en contra. A pesar de reconocer la libertad artística del actor, miembros de la comunidad sami, descendientes de los pueblos nómadas que han habitado el norte de Escandinavia durante milenios, observaron con tino que el espectáculo habría debido dar el papel a un miembro de esa comunidad, teniendo en cuenta también el estatuto vulnerable de su cultura y su subrepresentación en las artes mainstream.

De esta manera, el ejercicio de la libertad artística rozó con la afirmación de los derechos culturales de una comunidad cultural, especialmente en el contexto de la representación con autenticidad y respeto debido. Ello demuestra que el derecho a la libertad artística viene acompañado de la responsabilidad de reconocer los derechos culturales, respetar la diversidad y honrar temas y personas con autenticidad y dignidad. Estas consideraciones precisan comunicación, comprensión, humildad, sensibilidad y disciplina sin comprometer la integridad artística de la obra. Para algunos, esto podría equivaler a una forma de censura similar al fenómeno contemporáneo de la “cultura de la cancelación”, pero también puede entenderse que el ejercicio responsable de la libertad artística incluye la necesidad de gestionar los impulsos al igual que en el ejercicio de otros derechos, es decir, que siempre existen límites a lo que podemos hacer, decir o mostrar en público.

El debate de los derechos culturales en el marco del discurso sobre la libertad artística puede ser especialmente complicado a veces, ya que la creatividad es una expresión de la cultura sujeta a distintas interpretaciones, reclamaciones de propiedad y límites vigilados de acuerdo con motivaciones distintas. Cuando desarrollamos herramientas para la protección del derecho a la libertad artística, es de fundamental importancia considerar cómo ejercemos las responsabilidades de acceso, participación, y cohesión social. Esto es especialmente importante en el caso de comunidades minorizadas, pero será beneficioso también para todos/as los/as demás.


El arte y la tecnología sumarán fuerzas por la libertad artística

Por Alfons Karabuda

Metaverso, Web3, NFT (token no fungible)… probablemente ya conozcas estas palabras de moda. A veces, parece que son el tipo de conceptos que, para cuando llegan a materializarse, ya se han quedado obsoletos. Web3, la idea de una edición nueva y descentralizada de la Web global que formuló en 2014 el artista Gavin Wood, igual lo consigue. Es tiempo, ciertamente, de transformaciones rápidas: el espíritu de frontera de los años noventa, libre, inspirado y diverso, lleva tiempo reprimido por la colonización a gran escala y por la explotación de internet y de sus ciudadanos/as a cargo de un puñado de corporaciones globales.

La Web global ya no es la promesa de un país libre, sino la sombra de lo que una vez imaginamos que podría ser. Al contrario, nos pasamos el tiempo haciendo cola en el gran parque de atracciones de internet, las plataformas, pagando con dinero o con nuestros datos. Ya no quedan espacios públicos, lo que inhibe la libertad artística y obliga a las y los artistas a cumplir con las políticas destructivas de las plataformas. Aunque das tu consentimiento informado a los términos y condiciones de las plataformas, muchas veces es casi imposible saber con qué consiente uno o una, y no sería una exageración asumir que has perdido todos tus derechos artísticos al hacerlo. ¿Te pondrán en el escenario principal del parque de atracciones o en una sala adjunta cerca de los lavabos? ¿A lo mejor te pondrán en conserva para la próxima temporada? En cualquier caso, siempre te quedas con la sensación de que te han timado y sin saber si tu voz llegará al público, o no.

En una Web global descentralizada, con nuevas soluciones técnicas y marcos regulatorios flexibles y actualizados, sí es posible el esfuerzo conjunto de artistas y expertos/as en tecnología para apoyar la creatividad y la libertad artística. Se le podría llamar un New Deal, un Nuevo Trato, para garantizar el interés común de satisfacer los verdaderos intereses, las expectativas y necesidades del público. En este Nuevo Trato, la tecnología asiste a las y los artistas para asumir el control de sus contenidos y su voz. Por ejemplo, la tecnología NFT (token no fungible) está permitiendo contraatacar contra artistas falsos, el falso streaming y las noticias falsas mostrando el origen del contenido. La transparencia y la diversidad seguirán inevitablemente a la descentralización. La tecnología jugará todavía un mayor papel como facilitadora de una sociedad sostenible, en un momento de múltiples desafíos como la pandemia, el cambio climático o los intentos políticos de desmantelar, no sólo la libertad de expresión, sino la misma democracia.

Soy a la vez un optimista y un realista: optimista porque creo que ha llegado la hora de que la tecnología y el arte sumen fuerzas, y realista en que sé que perfectamente que va a pasar porque, cualquiera que sea el rumbo que adopte internet, estará guiado por la creatividad. Al fin y al cabo, la tecnología no es viable sin creatividad, pero la creatividad siempre fluirá, con o sin tecnología.


Descolonizar el éxito como forma de libertad

Por Pamela López

Muchas veces escuchamos decir que el arte es político y antisistémico. Se dice que el modelo neoliberal es enemigo natural de los contextos creativos; que la cultura no tiene posibilidad de subsistir de manera libre bajo las lógicas económicas del mercado. Estas son ideas reiteradas; convenciones que se repiten en las conversaciones y el debate entre profesionales de la cultura. Howard Becker define las convenciones como constructos que permiten la distribución del saber en una comunidad. Y si bien esto es cierto en cuanto manejamos ideas similares, hay que tener también un especial cuidado pues muchas veces somos nosotras(os) mismos quienes resguardamos y avalamos ideas o prácticas hegemónicas que resultan peligrosas.

Pienso, por ejemplo, en cómo prevalecen hoy las narrativas sobre el “éxito” en cánones resguardados por festivales, fondos públicos, programadoras(es), críticos y prensa y los y las artistas. Perseguimos tendencias complacientes que mitigan las posibilidades de la diversidad creativa y del derecho a adoptar modelos alternativos. En momentos de nuevos paradigmas las prácticas de la libertad no quedan solamente en la capacidad de expresión o el acceso a recursos; si no también en la vountad de que las culturas reflejen democraticamente una sociedad en su dominio público y de vinculo entre audiencias, artistas y realidades culturales.

Descolonizar el éxito es - por ende - también permitirnos un quiebre con las estructuras hegemónicas que nos han hecho vivir expectantes de los premios, de las críticas, de las ventas en boletería, de criterios estéticos normados por occidente, de cuerpos clásicos sobre los escenarios, de los likes y los retweets en nuestras redes sociales, de teatros que cuentan con butacas para personas en situación de discapacidad pero que no contemplan todavía baños para artistas en sillas de ruedas dentro de sus camarines. Todo esto suma a una monocultura dominante y – temo- a un modelo del que aun muchos somos guardianes orgullosos. Rompamos con las condiciones que desde nuestra vereda profesional aun actúan como medidas de censura.


Una cosmovisión africana

Por Farai Mpfunya

Antes de aceptar el encargo de aportar una voz africana a los diálogos previos a la 9ª Cumbre Mundial de las Artes y la Cultura 2023, reflexioné sobre las ideas destacadas por los coorganizadores de la Cumbre. Reflexioné sobre la libertad artística como reflejo de la dignidad humana, de nuestra humanidad colectiva. Busqué un entendimiento desde las nociones africanas de ubuntu (un término de las lenguas nguni-bantúes que significa “humanidad”) y sankofa (un símbolo metafórico usado por el pueblo akan de Ghana para expresar la importancia de traer al tiempo presente el conocimiento adquirido en el pasado para poder progresar). Busqué términos africanos en las rendijas de mi imaginación africana. Cavilé sobre las definiciones de arte, cultura y libertad. Pedí consejo a los decanos y decanas de la(s) cultura(s) africana(s) y a africanos y africanas viviendo y expresándose a diario cultural y artísticamente. Observé que las cosmovisiones africanas acostumbran a estar ausentes en los diálogos internacionales. Medité sobre la universalización de la gobernanza de la cultura. Lamenté las expresiones artísticas de africanos y africanas ausentes o anuladas. Y así, acepté la oportunidad de reflexionar sobre la libertad artística con la expectativa de pensar especialmente sobre lo que significa ser humano.

El sentido africano del ser parte de una profunda conexión con la tierra, el agua y los bosques. Las diversas afinidades históricas y culturales de África se reflejan en sus dinámicas expresiones artísticas, a la vez intrincadas y sofisticadas. Cualquier supuesto sobre las expresiones artísticas que parta del contexto de la participación comunitaria, la memoria compartida e incluso la conciencia personal conlleva sus propios riesgos y afecta indudablemente a la expresión individual. Y, por supuesto, ningún africano o africana prudente puede reivindicar una definición universal del arte o de la expresión artística. Aun así, las expresiones artísticas y las libertades formadas en el ecosistema cultural africano tienen el derecho de ser tomadas en cuenta, porque las nociones de las libertades y los derechos se forman mediante la práctica y la participación.

A menudo se expresa consternación sobre instrumentos como las políticas culturales al tiempo que existe receptividad hacia nociones progresistas de la humanidad. Por tanto, los discursos sobre la libertad artística bien pueden beneficiarse de nociones más fluidas y menos universalizadas de la interacción humana. Esta interpretación más porosa de la libertad artística salvaguardará que nadie quede atrás. Las libertades ancladas en los contextos culturales y en el derecho a la dignidad de todos los seres humanos deben tenerse seriamente en cuenta.

A quienes durante siglos no pudieron expresarse artísticamente también se les negó el derecho a sembrar y dejar su huella en forma de ideas progresistas para el beneficio de las generaciones futuras. Ahora tenemos la oportunidad de restaurar esa dignidad humana negada y robada. Podemos restaurar los tesoros perdidos de la singular expresión artística africana, a la vez que valoramos debidamente los tesoros actuales. Cambios importantes son posibles con un pensamiento honesto y crítico, con una reflexión y acción valientes.